Beleño negro

El Beleño negro es una planta anual o bisanual con grandes hojas hendidas recubiertas por un bello viscoso, suaves y blandas al tacto. Es una planta ruderal muy extendida en Navarra pero poco abundante que crece en los bordes del camino, escombros y corralizas.

Contiene hiosciamina, atropina y escopolamina, principalmente. Actúa paralizando el sistema nervioso vegetativo que regula la musculatura lisa de los órganos involuntarios, produce dilatación de la pupila de los ojos como si fuese un colirio de los usados en Oftalmología. A pequeñas dosis eleva la presión arterial, pero a grandes dosis paraliza la musculatura de los vasos, y en consecuencia baja la presión arterial, disminuye las secreciones glandulares, saliva, sudor, jugos gástricos, leche, etc…

En general actúa como sedante infundiendo una sensación de ligereza por todo el cuerpo.

Los alcaloides que contiene esta planta se usan en el tratamiento de la epilepsia, vómitos, asma, mareos, estreñimiento, insomnio, hipo…

En Medicina popular, su uso debe hacerse con mucho cuidado y precaución, y previa consulta médica. Debido a su acción relajante de la musculatura involuntaria se utiliza como sedante y antiespasmódica en forma de infusión de hojas secas (5gr/litro) en particular se utiliza contra la tos convulsiva.

También se puede preparar contra el reuma, artritis y neuralgias un oleato o aceite de beleño calmante del dolor. Se preparan 25 gr de hojas por litro de aceite de oliva, que se calienta al baño maría, hasta que las hojas pierden el agua. Este aceite es de uso externo y se aplica por fricción y en compresas.

El beleño también se ha preparado en cigarrillos antiasmáticos mezclados o no con tabaco, pero en dosis nunca superiores a un gramo de planta por cigarrillo. También formaba parte de la famosa “pomada de las brujas”

Sin embargo, el uso más tradicional y menos peligroso es el de quemar la planta y en especial los frutos para conseguir un efecto sedante que provoca cierta somnolencia y se utiliza tradicionalmente para calmar los dolores de muelas y de los sabañones. Para ello los frutos secos se vierten sobre una ascua ardiente y los humos desprendidos se canalizan en un embudo a la zona dolorida con un efecto calmante inmediato.

Bibliografía

Luis Miguel García Bona (1981) Navarra. Plantas medicinales. Caja de Ahorros de Navarra

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